El número uno del mundo triunfa tras su polémica suspensión por dopaje y despierta pasiones en Roma
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ROMA — A más de 100 días de su último partido oficial, el italiano Jannik Sinner volvió a sentir el vértigo de la competición. Y lo hizo bajo el escrutinio de miles de ojos expectantes, en un regreso que combinó gloria deportiva, emociones viscerales y un trasfondo de controversia aún no resuelta.
Sinner, actual número uno del mundo, venció al argentino Mariano Navone (puesto 99 del ranking) por 6-3 y 6-4 en su debut en el Abierto de Italia, marcando su regreso tras una suspensión de tres meses por dopaje que todavía divide opiniones dentro del circuito. Fue una noche cargada de simbolismo en el Campo Centrale del Foro Itálico, donde el color naranja —símbolo del jugador— tiñó las tribunas mientras se coreaba su nombre como si se tratara de un héroe resucitado.
La escena tenía todos los elementos de un drama moderno: un ídolo caído, una multitud devota, y una justicia deportiva percibida por muchos como benévola. Aunque Sinner mostró signos de gran nivel desde los primeros juegos, fue él mismo quien admitió que regresó al circuito con dudas internas. "Sería extraño no tener ninguna. Las dudas significan que te importa", dijo con una mezcla de franqueza y humildad.
Sin embargo, la imagen pública del campeón no ha salido completamente ilesa. La suspensión, que fue resultado de una contaminación accidental con un esteroide anabólico, según argumentó su equipo, generó un acuerdo con la Agencia Mundial Antidopaje que evitó su ausencia en los torneos más importantes del calendario, incluyendo su tierra natal. La conveniencia del calendario y el proceso abreviado de su sanción alimentaron rumores y críticas dentro del mismo circuito profesional.
"Habemus Papam", decía irónicamente un cartel entre la multitud, haciendo alusión tanto a su regreso como al reciente cónclave en el Vaticano. Otro le pedía sin ambigüedades que "destruya" a su oponente. La euforia popular no ha menguado, pero el debate sobre la equidad deportiva sigue abierto.
A pesar del tiempo fuera de la cancha, Sinner extendió su racha ganadora a 22 partidos. Conectó 21 tiros ganadores frente a 10 de Navone, y solo titubeó al final del segundo set, cuando cedió su servicio antes de recuperarse inmediatamente con un nuevo quiebre.
El siguiente rival del italiano será Jesper De Jong, quien aplastó al español Davidovich Fokina en su ronda previa. Sinner buscará avanzar en el torneo donde ningún hombre italiano ha alzado el trofeo desde Adriano Panatta en 1976.
En el cuadro femenino, la noticia fue la eliminación de Iga Swiatek, número uno del mundo, quien cayó ante la estadounidense Danielle Collins en sets corridos. La polaca suma dos derrotas consecutivas en arcilla a menos de dos semanas del Abierto de Francia, donde ha sido la dominadora indiscutible en años recientes.
La historia de Roma apenas comienza, pero con Sinner como protagonista, el tenis parece caminar una fina línea entre el espectáculo y la controversia.
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