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El proceso de Paz Total del Gobierno enfrenta un nuevo desafío tras confirmarse la ruptura interna en la Segunda Marquetalia, uno de los principales actores armados en las negociaciones. Esta división dejó a alias Iván Márquez fuera del diálogo y dio paso a un nuevo escenario: los Comandos de Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico, dos facciones disidentes, se deslindan de Márquez y optan por continuar los diálogos con el Ejecutivo bajo una nueva identidad.
El anuncio, comunicado por estas facciones, confirma una fractura que era previsible desde que circularon rumores sobre la supuesta muerte de Márquez en Venezuela. Aunque posteriormente se confirmó que seguía vivo, su liderazgo se debilitó y las tensiones internas culminaron en una separación “irreconciliable”.
“Nos deslindamos del nombre Segunda Marquetalia y, en adelante, no utilizaremos esta sigla”, declararon los grupos disidentes, reafirmando su intención de avanzar hacia un acuerdo de paz. Este gesto, aunque esperanzador, genera interrogantes sobre la viabilidad del proceso, pues la Segunda Marquetalia funcionaba más como una confederación de grupos con autonomía que como una organización unificada.
El Gobierno, a través de su jefe negociador Armando Novoa, manifestó su intención de continuar las conversaciones con los grupos que se mantienen en la mesa. “Es necesario lograr un desescalamiento integral de las violencias en los territorios y abrir espacio para transformaciones económicas. Estamos en ese empeño”, declaró Novoa.
Sin embargo, la salida de Márquez plantea serios retos. Las garantías iniciales de las negociaciones se otorgaron bajo su liderazgo como máximo representante político, lo que obliga al Gobierno a replantear el diseño de la mesa de diálogos.
Por otro lado, alias Iván Márquez, quien enfrenta más de 80 órdenes de captura y una Circular Roja de Interpol, sigue siendo una figura controvertida en el panorama de la paz. Su historial de reincidencias complica cualquier posibilidad de reintegrarlo al proceso.
Con 1.751 miembros en la Segunda Marquetalia antes de la ruptura, según Indepaz, el desafío del Gobierno será consolidar un diálogo efectivo con las facciones disidentes, garantizar el cese al fuego y promover transformaciones sociales en territorios afectados por la violencia.
La Paz Total, con este nuevo giro, enfrenta una prueba de fuego para demostrar si puede sobrevivir a las complejidades de los conflictos internos y externos que moldean la realidad del país.
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