El fenómeno climático afectó a más de 174 mil personas y dejó miles de viviendas destruidas en el sureste africano
De acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Gestión y Reducción de Riesgos de Desastres de Mozambique, la provincia de Cabo Delgado ha sido la más golpeada, con 128 mil personas afectadas, incluidos 28 fallecidos y 300 heridos. Nampula, por su parte, reportó 46 mil afectados con tres muertos, mientras que en Niassa se registraron 425 afectados y otros tres fallecidos.
Las autoridades advierten que el número de víctimas podría aumentar a medida que se completen las evaluaciones en las áreas afectadas. Cabo Delgado, además de sufrir los estragos del ciclón, enfrenta una crisis humanitaria causada por la amenaza yihadista que ha desplazado a miles de personas en los últimos años.
El ciclón Chido también causó estragos en otras regiones antes de llegar a Mozambique. En el archipiélago francés de Mayotte, las rachas de viento de hasta 220 kilómetros por hora y las fuertes lluvias dejaron 21 muertos y escenas de destrucción total, aunque las autoridades temen que el número de víctimas fatales aumente considerablemente.
Tras devastar Mozambique, Chido avanzó hacia el vecino Malaui y se espera que se disipe gradualmente en Zimbabue. No obstante, otros países del sureste africano como Zambia, Angola, Tanzania y Sudáfrica se mantienen en alerta ante posibles precipitaciones intensas en los próximos días. La OCHA estima que más de 1,7 millones de mozambiqueños y 440 mil malauíes se encuentran en la trayectoria que siguió el ciclón.
La temporada de ciclones en el sureste de África, que suele extenderse entre octubre y abril, continúa dejando secuelas catastróficas año tras año. En 2023, el ciclón Freddy, considerado el más largo de la historia, cobró la vida de más de 1.400 personas en Malaui y Madagascar, además de afectar a millones en la región.
Mozambique, uno de los países más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos, enfrenta un desafío adicional en la reconstrucción de las zonas devastadas por Chido, agravado por su limitada infraestructura y la persistencia de conflictos internos. Las agencias humanitarias ya trabajan para brindar apoyo a las comunidades más afectadas en medio de la emergencia.
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