El economista, reconocido por sus investigaciones sobre instituciones y prosperidad, describió a Colombia como una “tragedia” institucional. Según Robinson, la pobreza y desigualdad son consecuencia de un gobierno históricamente orientado a favorecer a élites pequeñas, perpetuando un sistema que deja a millones en condiciones precarias.
Robinson elogió la agenda social de Petro, pero criticó su enfoque personalista y la ausencia de prioridades claras para transformar las instituciones. Subrayó que programas como las transferencias monetarias son útiles, pero insuficientes para resolver problemas estructurales.
Finalmente, el economista señaló que el verdadero progreso en Colombia dependerá de reformas profundas, incluyendo cambios fiscales, mejoras en educación y una apuesta seria por el crecimiento económico inclusivo.
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