Orden Público | Por: Santiago Vargas
El gesto oficial genera división: ¿reconocimiento legítimo o jugada populista?
📝 Artículo
Bogotá, Colombia –
En una escena que parece sacada de una película, Yaneth Franco, una vendedora ambulante del norte de Bogotá, se enfrentó sin titubear a un grupo de encapuchados que bloqueaban una vía durante el paro nacional. Su acción, grabada por testigos, no tardó en viralizarse. Lo que nadie esperaba era la visita, días después, del ministro de Defensa, Pedro Sánchez, quien llegó hasta su humilde puesto en Usaquén para saludarla personalmente. El país entero, entonces, se dividió entre el aplauso y la sospecha.
Un acto de valor en medio del caos
El momento clave ocurrió cuando un grupo de manifestantes encapuchados intentó cerrar una calle estratégica en el sector comercial donde trabaja doña Yaneth. Sin dudarlo, y visiblemente alterada, se interpuso en su camino. "¡Aquí trabajamos gente decente, váyanse a otro lado!", gritó con furia mientras los increpaba uno a uno.
El video fue difundido por redes sociales, generando una ola de apoyo a su valentía y convirtiéndola en un símbolo inesperado del rechazo ciudadano al vandalismo en las manifestaciones.
La sorpresiva visita del ministro
Pocos días después, las imágenes cambiaron de tono: el ministro Pedro Sánchez, acompañado por un discreto equipo de seguridad, llegó hasta el sitio donde Yaneth vende sus productos. La saludó con un abrazo, le llevó un ramo de flores y pronunció palabras que encendieron el debate nacional:
"Colombia necesita más mujeres valientes como usted. Su actitud es un ejemplo de coraje cívico."
Aunque la escena fue recibida con entusiasmo por algunos sectores de la opinión pública, otros reaccionaron con escepticismo. ¿Era este un gesto genuino o una estrategia cuidadosamente calculada para capitalizar políticamente un momento viral?
Entre la empatía y la sospecha
Las reacciones no se hicieron esperar. Algunos analistas interpretaron el gesto del ministro como un acto sincero de reconocimiento al civismo espontáneo, mientras que críticos del Gobierno lo vieron como una táctica para desviar la atención de las verdaderas demandas del paro nacional.
En redes sociales, el hashtag #YanethHeroína se mezclaba con #PopulismoEnMarcha.
En medio del debate, Yaneth Franco, ajena al ruido político, declaró a medios locales:
“Yo no hice esto por fama ni por política. Solo quiero trabajar en paz y que no nos sigan perjudicando.”
¿Héroes del pueblo o piezas del ajedrez político?
Lo cierto es que este caso ha revelado una nueva dimensión en el manejo de la protesta social: la del ciudadano común convertido en símbolo, y la rapidez con que los líderes políticos se acercan a estos relatos cuando conviene.
El país sigue en tensión. Las calles aún arden en algunos sectores, y mientras tanto, la imagen de una mujer que se atrevió a enfrentar al caos sin más armas que su voz y su dignidad sigue circulando, ahora acompañada por la mano de un ministro.
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