La presentadora de Día a Día compartió un emotivo momento recordando a su primera mascota, “La Chiqui”, una fiel compañera que dejó una profunda huella en su vida y despertó en ella un instinto maternal.
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Carolina Cruz, una de las presentadoras más queridas de la televisión colombiana y actual figura de Día a Día, recientemente compartió un emotivo recuerdo que conmovió a sus seguidores. Durante la emisión de su proyecto audiovisual “Mi mundo, mis huellas, mi verdad”, Cruz se abrió para hablar de su primera mascota, una perrita llamada “La Chiqui”, quien marcó su vida desde que era una adolescente y dejó una profunda huella en su corazón.
La relación con “La Chiqui” fue, para Carolina, el inicio de un vínculo incondicional con los animales. Recordó con cariño cómo llegó a su vida cuando tenía 17 años y se convirtió en su compañera más leal, brindándole alegría, protección y seguridad. Para Cruz, la perrita era mucho más que una mascota: “La Chiqui llegó a mi vida en un momento crucial, me hacía sentir fuerte, acompañada y protegida, como si nada fuera imposible”. El vínculo entre ambas era tan fuerte que la presentadora afirma que trataba a “La Chiqui” como un miembro de su hogar, compartiendo con ella una conexión que despertó en ella su instinto maternal.
Con lágrimas en los ojos, Carolina Cruz recordó los últimos años de su fiel amiga, quien vivió sus días finales con displasia de cadera, una enfermedad degenerativa que complicó su movilidad. Narró cómo la ayudaban con una sábana para levantarla y cómo vivió su vejez con cuidado y ternura. “Ver cómo se le apagaba la vida ha sido una de las experiencias más dolorosas”, confesó entre lágrimas.
El dolor de su partida fue aún más intenso, explicó, debido a que no estaba en casa cuando ocurrió. “Estaba en un cubrimiento y al enterarme, fue como si el mundo se desmoronara. Regresé y lloré desconsoladamente en mi habitación”, relató. Incluso, recordó cómo tuvo que presentar el noticiero al mediodía con gafas oscuras debido a que había llorado tanto en la mañana que sus ojos estaban completamente hinchados.
Carolina también compartió recuerdos de una segunda mascota, el perrito de Lincoln Palomeque, que la acompañó en otra etapa significativa de su vida: su primer embarazo. Para la presentadora, ambas mascotas dejaron lecciones de amor incondicional y compañía, despertando en ella una sensibilidad especial hacia los animales y reforzando el vínculo maternal que, años después, desarrollaría con sus hijos.
Con esta emotiva historia, Carolina Cruz recordó a sus seguidores la importancia de las mascotas y el impacto que pueden tener en la vida de quienes las acogen. Su relato es un reflejo de cómo el amor por un ser querido, aunque no humano, puede dejar una huella duradera y transformar a las personas de maneras profundas y personales.
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