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Quincy Jones, trompetista, compositor y productor musical de figuras como Michael Jackson y Frank Sinatra, falleció a los 91 años en Los Ángeles, rodeado de su familia, según confirmó su agente. La noticia marca el fin de una era en la música, ya que Jones revolucionó la industria con su versatilidad y su visión, produciendo discos que definieron generaciones y colaborando con gigantes del entretenimiento como Oprah Winfrey y Ray Charles.
Jones nació en 1933 en Chicago y enfrentó una infancia marcada por la enfermedad mental de su madre y por las dificultades de crecer en un barrio controlado por la mafia, donde trabajaba su padre. Estos primeros años forjaron el carácter de quien luego se convertiría en una de las figuras más respetadas del jazz y la música pop. Aunque su entorno inicial parecía llevarlo a otro destino, Jones encontró en la música un camino alternativo. A los 11 años descubrió su amor por el piano y la trompeta, y pronto se convirtió en amigo y colaborador de Ray Charles.
Desde sus inicios en pequeños clubes de jazz hasta su trabajo como productor de discos para artistas legendarios, Jones fue construyendo un nombre que resonaría en todo el mundo. Estudió en el prestigioso Berklee College of Music y luego se mudó a Nueva York, donde trabajó como arreglista con luminarias como Duke Ellington y Count Basie. Su carrera lo llevó a Europa, donde perfeccionó su arte bajo la guía de la reconocida compositora Nadia Boulanger.
Jones alcanzó la cúspide de su carrera en los años 80 al producir “Thriller”, el icónico álbum de Michael Jackson que cambió para siempre el rumbo de la música pop. Su colaboración con Jackson cimentó un legado que hasta hoy sigue influenciando la industria. Sin embargo, su impacto fue mucho más allá del pop. Jones dejó huella en el cine y la televisión, produciendo bandas sonoras para Hollywood y programas de éxito como “El Príncipe de Bel-Air”, que catapultó a Will Smith al estrellato. También fue el artífice de uno de los eventos musicales más importantes de los 80, reuniendo a artistas para cantar "We Are the World" y así recaudar fondos contra la hambruna en Etiopía.
A lo largo de su vida, Jones fue un incansable defensor de causas humanitarias y un pionero en abrir puertas para músicos afroamericanos en una industria controlada por barreras raciales. Fundó su propio sello discográfico y hasta una revista de hip-hop, reflejando su constante deseo de innovar y apoyar a nuevas generaciones de artistas.
La salud de Quincy Jones sufrió varios altibajos en sus últimos años, enfrentando problemas como aneurismas cerebrales y crisis diabéticas, pero su espíritu creativo y su influencia nunca menguaron. Con 28 premios Grammy y reconocimientos como un Emmy y un Tony, su legado es uno de los más ricos en la historia del espectáculo. Jones no solo dejó una marca profunda en la música y la cultura pop, sino que también abrió un camino para que futuras generaciones pudieran soñar en grande y desafiar las normas establecidas.
El mundo de la música despide a una leyenda cuya influencia perdurará por siempre en cada nota y en cada canción que ayude a recordar el talento inigualable de Quincy Jones.
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