Internacional | Ethan Lyn Chen
El pontífice argentino sufrió un episodio de broncoaspiración que complicó su recuperación y requirió ventilación mecánica no invasiva
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La preocupación por la salud del papa Francisco ha aumentado en las últimas horas tras sufrir una grave crisis respiratoria que obligó a los médicos a intervenir de urgencia. El Vaticano informó que el pontífice, hospitalizado desde hace 15 días a causa de una doble neumonía, presentó un episodio de broncoaspiración, lo que provocó un empeoramiento repentino de su condición.
De acuerdo con el comunicado oficial de la Santa Sede, la crisis ocurrió en la tarde de este viernes, cuando el Santo Padre sufrió un broncoespasmo que derivó en vómitos y en una consiguiente inhalación de líquidos, lo que agravó su cuadro respiratorio. Ante la situación, los médicos lo sometieron rápidamente a un procedimiento de broncoaspiración y le administraron ventilación mecánica no invasiva, logrando estabilizar su respiración.
A pesar de la gravedad del episodio, el Vaticano aseguró que Francisco permaneció consciente y orientado en todo momento, lo que ofrece un alivio dentro de la preocupante evolución de su estado de salud. Sin embargo, esta complicación representa un retroceso en su proceso de recuperación, que hasta hace pocos días parecía mostrar signos de mejoría.
Desde su ingreso al hospital Gemelli de Roma el pasado 14 de febrero, el papa ha sido tratado por una bronquitis severa que evolucionó a una doble neumonía. Durante los últimos días, los reportes médicos indicaban una recuperación lenta pero positiva, con la aplicación de fisioterapia respiratoria y tratamiento con antibióticos. No obstante, este reciente episodio pone de manifiesto la fragilidad de su estado y el riesgo latente de nuevas complicaciones.
Fuentes vaticanas han señalado que, a pesar del esfuerzo del equipo médico por controlar la situación, el pronóstico sigue siendo reservado. La crisis de broncoaspiración no solo representa una complicación en sí misma, sino que también pone en evidencia los problemas respiratorios crónicos que afectan al papa, quien en el pasado ha lidiado con episodios de asma y otras afecciones pulmonares.
La comunidad católica mundial sigue con atención cada actualización sobre la evolución del pontífice, quien a sus 88 años enfrenta una de las pruebas de salud más difíciles de su papado. La hospitalización actual es la más prolongada desde que asumió el liderazgo de la Iglesia en 2013, superando incluso las cirugías previas a las que se ha sometido, como la operación de colon en 2021 y la intervención abdominal en 2023.
El deterioro de la salud del papa ha generado especulaciones sobre la continuidad de su pontificado. Aunque Francisco ha reiterado en varias ocasiones que no planea renunciar a menos que su estado físico le impida cumplir con sus funciones, esta nueva crisis reaviva las dudas sobre su capacidad para seguir liderando la Iglesia en el mediano plazo.
Mientras tanto, en el Vaticano se mantiene un clima de cautela y prudencia, con el equipo médico monitoreando constantemente su evolución. La agenda del papa ha sido completamente suspendida, incluyendo sus audiencias programadas y otros compromisos, mientras se espera una mejoría que le permita retomar sus labores.
El mundo católico permanece en oración por la recuperación del papa Francisco, mientras los especialistas evalúan los próximos pasos en su tratamiento. La comunidad internacional sigue con atención cada detalle sobre su evolución, conscientes de que su liderazgo y su legado podrían verse marcados por el desenlace de esta delicada situación.
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