En una declaración emitida la noche del sábado 1 de febrero, Sheinbaum informó sobre una reunión de emergencia con su gabinete para abordar la situación. "He instruido a nuestro ministro de Economía para que implemente el Plan B, que contempla una serie de medidas arancelarias y otras estrategias destinadas a defender los intereses de México", afirmó la mandataria.
El anuncio se produce tras las acusaciones del gobierno estadounidense de que México mantiene una "alianza intolerable" con organizaciones criminales, un señalamiento que Sheinbaum calificó como "calumnia".
"Rechazamos categóricamente la calumnia hecha por la Casa Blanca contra el gobierno mexicano sobre alianzas con organizaciones criminales", escribió Sheinbaum en la plataforma X. La presidenta subrayó además que, si existiese una complicidad con el crimen organizado, esta se encuentra en las armerías estadounidenses que venden armas de alto calibre a los narcotraficantes.
Sheinbaum también señaló que, si el gobierno de Trump desea combatir el consumo de fentanilo en su país, debería centrarse en la vigilancia de las calles y el combate al lavado de dinero relacionado con el tráfico de drogas.
Desde que asumió la presidencia en octubre de 2024, Claudia Sheinbaum afirmó que su administración ha decomisado más de 20 millones de dosis de fentanilo y ha detenido a más de 10.000 personas vinculadas al narcotráfico.
Pese a las tensiones generadas por los comentarios de Trump, la mandataria enfatizó que México no busca una confrontación, sino que desea continuar en una dinámica de cooperación y diálogo con Estados Unidos.
"Nuestro gobierno seguirá defendiendo los intereses del pueblo mexicano frente a cualquier intento de presión o desinformación", agregó Sheinbaum.
Las medidas anunciadas forman parte de una estrategia integral para responder a los aranceles impuestos por Trump, que justificó su decisión aludiendo a la supuesta incapacidad de México para controlar el ingreso de fentanilo a Estados Unidos y lo que describió como una "migración descontrolada".
La situación ha generado preocupación en sectores económicos y políticos de ambos países, quienes temen que esta escalada de tensiones comerciales y diplomáticas afecte la estabilidad de la relación bilateral. Mientras tanto, analistas advierten sobre el impacto que estas medidas podrían tener en los flujos comerciales y la economía regional.
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