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Migrantes retornan por el Darién en un viaje inverso y lleno de incertidumbre

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Internacional | Ethan Lyn Chen

El fenómeno migratorio en América Latina ha tomado un giro inesperado. Cientos de migrantes que habían cruzado el peligroso Tapón del Darién en su camino hacia Norteamérica ahora deshacen su recorrido y retornan a sus países de origen. En los pequeños puertos panameños, como Miramar en la provincia de Colón, se observa un flujo constante de personas que buscan regresar a Colombia y, desde allí, a sus hogares.

El detonante de este retorno masivo es el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, lo que ha dejado a miles de migrantes varados en México y Centroamérica. En lo que va del año, más de 2.200 personas han retornado a través de Panamá, según informó el presidente José Raúl Mulino, quien ha coordinado esfuerzos con Costa Rica y Colombia para facilitar estos traslados.

Para evitar la selva del Darién, muchos migrantes optan por la ruta marítima que conecta Miramar con Necoclí, en el Urabá antioqueño. Sin embargo, el costo del pasaje en lancha asciende a unos 250 dólares, lo que representa una carga financiera adicional para personas que ya han gastado miles de dólares en su travesía. "Hemos gastado casi 2.000 dólares en el regreso, comiendo solo una vez al día para ahorrar", relató Milagros Rubio, una migrante venezolana que retornaba con su familia.

El Darién, conocido por su geografía hostil y la presencia de grupos armados, ha sido una ruta de alto riesgo para los migrantes. En 2024, más de 300.000 personas cruzaron la selva en dirección norte, una cifra menor al récord de 520.000 registrado en 2023. Sin embargo, las estadísticas de 2025 muestran un cambio drástico: solo 2.633 migrantes han avanzado hacia el norte en lo que va del año, lo que indica un descenso del 96% con respecto al mismo período del año pasado. Este fenómeno refuerza la teoría de que la migración se ha detenido y, en muchos casos, revertido.

En la frontera entre Estados Unidos y México, las cifras también reflejan el impacto de estas nuevas políticas. Según Kristi Noem, secretaria de Seguridad de Estados Unidos, el 22 de febrero se registró el número más bajo de detenciones en 15 años, con solo 200 personas intentando cruzar. Esto ha obligado a muchos migrantes a replantear su situación y optar por el regreso.

El gobierno panameño ha anunciado esfuerzos para facilitar el retorno de los migrantes a sus países de origen y ha solicitado apoyo de Colombia para gestionar el tránsito de venezolanos hacia la frontera en Cúcuta. No obstante, la situación en Necoclí, epicentro del flujo migratorio en el Caribe colombiano, es preocupante. Las autoridades locales han advertido que el gobierno nacional les adeuda 2.500 millones de pesos invertidos en la atención de migrantes en años anteriores, lo que podría dificultar la recepción de este nuevo flujo de personas en sentido contrario.

Mientras algunos migrantes mantienen la esperanza de una segunda oportunidad, otros se resignan a la realidad de que el sueño americano se ha convertido en una meta inalcanzable. "Es una decepción", confiesa Darwin González, un venezolano de 46 años. "Quería darle una mejor vida a mis hijas, pero no se pudo".

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