La racha invicta de 17 fechas del Medellín terminó con un autogol emocional y deportivo que expuso la fragilidad detrás de la aparente solidez
Transcurría apenas el minuto 9 cuando una devolución inofensiva terminó en tragedia deportiva. Aguerre no vio venir a Teófilo Gutiérrez, quien le robó la pelota y cedió a Carlos Bacca para el gol. El Metropolitano estalló, y el DIM se desmoronó por dentro, no por falta de fútbol, sino por un accidente que se volvió sentencia.
El equipo antioqueño dominó gran parte del partido, jugó en campo contrario y generó ocasiones, pero no tuvo precisión y se topó con un inspirado Santiago Mele en el arco rival. La racha de 17 fechas sin perder, que se inició en octubre de 2024, llegó a su fin sin épica ni drama, sino con una escena que se volverá viral por lo insólita.
Más allá del resultado, lo que preocupa en Medellín es la tendencia. El equipo suma cinco jornadas sin ganar, ha empatado cuatro veces y perdió la quinta. Además, se estanca en 21 puntos y compromete su permanencia entre los ocho mejores, con un calendario que aprieta y una confianza que empieza a resquebrajarse.
El técnico Alejandro Restrepo tiene ahora el reto de recomponer tanto el sistema como el ánimo. El próximo duelo será clave: el 14 de abril visitan a Santa Fe en El Campín, obligados a ganar. Porque aunque una derrota no define una temporada, puede marcar la línea entre la reacción y la caída.
La caída del invicto fue un recordatorio de lo frágil que puede ser la grandeza cuando se cometen errores. Pero también es una oportunidad para reconstruir. Porque este Medellín, con todo y sus tropiezos, aún tiene fútbol para volver a levantarse.
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