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Imágenes satelitales revelan el impacto del ataque en Fordo

DN


Internacional | Por: Ethan Lyn Chen


Fordo, construido bajo 80 m de roca, sufrió penetración de bombas bunker-buster

Artículo:

Nuevas imágenes satelitales divulgadas por agencias internacionales han revelado el alcance del devastador ataque aéreo de Estados Unidos contra la instalación nuclear de Fordo, uno de los centros neurálgicos del programa atómico iraní. La instalación, ubicada cerca de la ciudad de Qom y reforzada por más de 80 metros de roca sólida, fue considerada durante años casi impenetrable. Sin embargo, las fotografías recientes muestran cráteres y fracturas en la superficie, resultado de impactos de precisión quirúrgica.

Según fuentes militares, el ataque formó parte de la operación denominada "Midnight Hammer", en la que se utilizaron bombarderos B‑2 Spirit con tecnología furtiva, capaces de volar sin ser detectados por los sistemas de radar iraníes. Las bombas utilizadas, identificadas como GBU‑57A/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), son diseñadas específicamente para destruir búnkeres subterráneos altamente fortificados. Se estima que al menos 14 de estas bombas fueron lanzadas directamente sobre Fordo, además de múltiples misiles Tomahawk disparados desde submarinos en el Golfo Pérsico.

Lo que convierte a esta operación en una de las más ambiciosas desde la guerra de Irak no solo es el calibre del armamento, sino la combinación de potencia tecnológica, inteligencia satelital y sincronización aérea. La intención del ataque, según voceros del Pentágono, no era destruir población ni infraestructura civil, sino inutilizar la capacidad operativa de enriquecimiento de uranio en una fase crítica de desarrollo.

El expresidente Donald Trump, desde su retorno al poder, fue enfático en su declaración posterior: “Fordo fue totalmente aniquilado. No toleraremos ni un paso más hacia una bomba nuclear”. No obstante, expertos internacionales señalan que, si bien el daño físico parece extenso, el análisis completo aún está en curso. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ha solicitado acceso inmediato para verificar el nivel de destrucción y prevenir riesgos radiológicos o filtraciones.

Por su parte, Irán ha mantenido hermetismo. Solo ha afirmado que no hubo contaminación ni colapso estructural mayor, y que el ataque constituye una violación flagrante del derecho internacional. El régimen ha advertido que tomará represalias "en el momento y lugar que considere adecuados".

Mientras tanto, la comunidad internacional pide transparencia y contención. Las imágenes satelitales se han convertido en el único recurso verificable ante la ausencia de información oficial directa. Lo cierto es que el ataque a Fordo marca un punto de inflexión en el equilibrio militar y diplomático de la región.

¿Ha comenzado una nueva era de confrontación encubierta entre superpotencias? ¿O es este un intento desesperado por frenar lo inevitable?

El mundo observa, entre cráteres, sombras y silencios.

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