
América Latina | Emilio Vargas Ortega
La Asamblea dominada por Nuevas Ideas aprueba cambios que suprimen la segunda vuelta, extienden el periodo a seis años y recortan el mandato actual para sincronizar comicios en 2027.
Articulo:
El Congreso de El Salvador, con 57 de los 60 votos a favor, dio luz verde a una controvertida reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida, elimina la segunda vuelta electoral y extiende el mandato de cinco a seis años, en un voto rápido y sin debate amplio que ha encendido alertas sobre el futuro democrático del país.
Los promotores oficialistas, encabezados por la diputada Ana Figueroa, defendieron la medida como un paso hacia “una mayor estabilidad” y una forma de “darle el poder total al pueblo salvadoreño”, argumentando también que sincronizar los comicios reduciría costos y evitaría campañas electorales permanentes. 🤝
El texto aprobado incluye una disposición transitoria que adelanta el fin del actual período presidencial —que originalmente iba hasta 2029— para que concluya el 1 de junio de 2027, con lo cual las elecciones presidenciales se celebrarán al mismo tiempo que las legislativas y municipales.
La oposición reaccionó con dureza. La diputada Marcela Villatoro levantó un letrero durante la sesión y declaró que “hoy ha muerto la democracia en El Salvador”, denunciando que la reforma fue aprobada “sin consulta, de forma burda y cínica”. Claudia Ortiz, también diputada opositora, advirtió que los cambios buscan “perpetuar a un pequeño grupo en el poder” y acumulando más recursos mientras aumenta la pobreza en la población. ⚠️
Organizaciones de derechos humanos y observadores externos sumaron su voz al rechazo. Noah Bullock, de la organización Cristosal, señaló que el proceso se dio “sin debate, sin informar a la ciudadanía” y lo comparó con caminos ya recorridos por regímenes autoritarios que consolidan poder bajo apariencia de legalidad. Por su parte, Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch, advirtió que El Salvador está “recorriendo el mismo camino que Venezuela”, donde la concentración de poder en un líder popular ha derivado en el debilitamiento de contrapesos e instituciones.
El antecedente inmediato de esta reforma se remonta a la controvertida reelección de Nayib Bukele en febrero de 2024, autorizada luego de que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, con jueces acusados por críticos de tener afinidad con el gobierno, interpretara que la reelección era viable pese a que la Constitución la prohibía expresamente. Ese episodio ya había generado preocupaciones sobre la erosión institucional y la independencia judicial.
El paquete de reformas no se limitó a habilitar la reelección indefinida: también suprime la segunda vuelta en caso de que ningún candidato obtenga mayoría absoluta, reduciendo así una salvaguarda tradicional para asegurar una representación más amplia. La extensión del mandato presidencial a seis años y la eliminación de ciertos candados legales elevan la percepción de que se están configurando mecanismos para consolidar gobernabilidad sin alternancia efectiva.
Hasta el momento, el presidente Bukele no ha emitido declaraciones públicas detalladas sobre la aprobación final de la reforma, aunque su partido y aliados han sido los ejecutores principales de la estrategia legislativa.
Analistas independientes y expertos en sistemas democráticos advierten que permitir la reelección indefinida —combinada con la concentración de poderes en instituciones afines— puede debilitar los mecanismos de rendición de cuentas y la alternancia en el poder, dejando al sistema político más vulnerable a la captura y a retrocesos en libertades civiles.
Con esta reforma, El Salvador se une al reducido grupo de países de la región que han abierto la puerta a reelegirse indefinidamente, un modelo que en otros contextos ha sido asociado con prolongadas estadías en el poder y con tensiones crecientes entre el Ejecutivo y sectores críticos de la sociedad.
El ambiente político ahora queda marcado por una mezcla de consolidación oficialista y protestas silenciadas, mientras la comunidad internacional observa de cerca los próximos pasos, en particular la manera en que se implementará la nueva arquitectura electoral de cara a 2027.
Contexto clave: la reforma requiere una ratificación final para consolidarse plenamente, y el ajuste en los calendarios electorales hace que el nuevo ciclo presidencial coincida con otros comicios, lo que podría influir en la dinámica política y en la capacidad de la oposición para organizarse.
Fin del artículo.
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