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Trump, Zelenski y la encrucijada geopolítica en Ucrania: ¿negociación o sometimiento?

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Internacional | Ethan Lyn Chen

El acuerdo entre Ucrania y Estados Unidos sobre tierras raras se convierte en un campo de batalla político mientras Europa refuerza su postura y Trump busca una tregua con implicaciones inciertas.

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La política internacional atraviesa un momento de alta tensión en torno a Ucrania. Mientras el presidente Volodímir Zelenski insiste en alcanzar un acuerdo con Estados Unidos para garantizar su seguridad y acceso a recursos estratégicos, Donald Trump juega una partida geopolítica de alto riesgo en la que los intereses de Rusia parecen estar en la balanza.

El acuerdo en cuestión, que inicialmente planteaba la explotación de tierras raras como pago por la ayuda brindada por Washington desde el inicio de la invasión rusa en 2022, no ha convencido del todo a Ucrania. La falta de garantías de seguridad y el tono impuesto por Trump han generado un choque de posturas, dejando en evidencia un trasfondo de tensiones no resueltas.

Después del incómodo episodio en la Casa Blanca, donde Zelenski fue recibido con frialdad, el mandatario ucraniano reafirmó su disposición a firmar el acuerdo, pero con condiciones adicionales, incluyendo una tregua aérea y marítima, así como la liberación de prisioneros. Este movimiento busca consolidar garantías de seguridad más sólidas, en un momento en el que Europa ha dado un paso adelante con un paquete de 800.000 millones de euros para reforzar su defensa.

El periodista y escritor Nacho Montes de Oca señala que la insistencia de Zelenski en el acuerdo responde a dos razones principales. Una de ellas es el temor a que Trump tome una postura más favorable hacia Rusia, debilitando el respaldo occidental a Ucrania. "Zelenski está tratando de evitar un derrape de Trump para que no termine de irse al lado de Rusia", afirma Montes de Oca, destacando que la estrategia del presidente ucraniano se basa en mantener abierta una vía de negociación con Washington para evitar un abandono prematuro de su causa.

El punto de fricción más fuerte en la negociación radica en que Trump no ofrece garantías de seguridad concretas a cambio de la explotación de recursos ucranianos. Según Montes de Oca, el verdadero interés del expresidente estadounidense no radica en las tierras raras, sino en la sumisión de Zelenski. "Trump no le pedía recursos naturales a Ucrania, lo que le pedía era sumisión. Lo mismo que pide Putin", señala.

Dentro de esta compleja dinámica, la tregua marítima y aérea solicitada por Ucrania le otorgaría margen de maniobra para fortalecer su defensa terrestre. Este factor refuerza la idea de que Kiev no tiene intención de ceder en su lucha contra Rusia, sino que busca obtener mejores condiciones en una guerra que sigue consumiendo recursos y debilitando su posición estratégica.

La gran incógnita es el verdadero propósito de Trump en este juego de poder. Montes de Oca advierte que su insistencia en frenar la guerra no responde a un espíritu pacifista, sino a una necesidad de Putin de reabastecer sus arsenales. Esta tesis cobra fuerza en un contexto en el que Rusia sigue buscando apoyo militar y económico para sostener su ofensiva en Ucrania.

En este escenario de incertidumbre, la diplomacia internacional se enfrenta a un momento crucial. Montes de Oca subraya que, independientemente del desenlace de estas negociaciones, el tablero global está en proceso de reconfiguración. "El mundo no va a ser nunca más como era antes de 2022. Lo segundo es que Ucrania, Europa y Estados Unidos ya están divorciados", afirma.

El futuro de Europa también está en juego en esta disputa. La pregunta es con quién establecerá nuevas alianzas. "Hay que ver ahora con quién se casa Europa, si es con China, con Turquía, si sale con los países árabes o si se pone tan bonita para ser deseada por todo el mundo", concluye Montes de Oca, sugiriendo que el papel de China en este conflicto aún no ha sido plenamente revelado.

Mientras tanto, la guerra sigue su curso y las negociaciones continúan. Lo que está claro es que, en esta partida de ajedrez geopolítico, cada movimiento puede redefinir el equilibrio de poder a nivel mundial.

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