El lunes comenzó con desplomes históricos en Asia y Europa mientras la guerra comercial toma fuerza y pone en jaque a la economía global
En Asia, las pérdidas fueron dramáticas: Tokio se hundió un 7,8%, Shanghái retrocedió 7,34% y el índice Hang Seng de Hong Kong cerró con un desplome histórico del 13,22%, el peor desde la crisis financiera asiática de 1997. Seúl, Taiwán y Sídney también registraron retrocesos importantes, reflejando el pánico de los inversionistas.
La ola de temor se trasladó rápidamente a Europa. Fráncfort cayó 6,5%, París un 5,5%, Londres 4,7% y Madrid también un 5,5%. Los analistas coinciden en que la decisión de Trump de imponer un arancel universal del 10% a todas las importaciones estadounidenses, sumado a las tasas adicionales del 20% para la Unión Europea y del 34% para China, ha generado una escalada sin precedentes en la tensión comercial.
China no tardó en responder. Pekín anunció represalias con aranceles equivalentes del 34% a productos estadounidenses, además de restricciones a la exportación de minerales estratégicos como el gadolinio y el itrio, utilizados en tecnologías médicas y de consumo. La medida fue acompañada por una declaración del viceministro de Comercio, Ling Ji, quien afirmó que China protegerá los intereses legítimos de sus empresas, incluyendo las estadounidenses que operan en su territorio.
La incertidumbre se intensificó con las declaraciones del presidente Trump, quien aseguró que no dará marcha atrás a su estrategia comercial a menos que se resuelvan primero los déficits con los países implicados. “A veces hay que tomar la medicina para arreglar algo”, dijo el mandatario desde el Air Force One, dejando claro que no habrá concesiones inmediatas.
Las repercusiones fueron amplias. Empresas tecnológicas como Alibaba y JD.com sufrieron pérdidas de más del 17% y 14%, respectivamente. También se desplomaron sectores como el automotriz, bancario, energético y hasta los casinos. Los precios del petróleo cayeron más de un 3% y el cobre, insumo clave para industrias tecnológicas y energías renovables, también continuó su descenso.
El panorama para Estados Unidos no es alentador. Los futuros del Dow Jones y el S&P 500 apuntan a nuevas pérdidas tras los retrocesos de la semana pasada, y crece el consenso entre economistas sobre una inminente recesión si las tensiones no ceden. Steve Cochrane, economista jefe de Moody’s Analytics para Asia y el Pacífico, advirtió que el país podría enfrentar una recesión prolongada de al menos un año.
Mientras tanto, en los mercados financieros reina el nerviosismo. Stephen Innes, de SPI Asset Management, señaló que el equipo económico de Trump parece estar utilizando el caos bursátil como una táctica de presión más que como una advertencia para cambiar el rumbo.
La semana apenas comienza, pero los mercados ya anticipan un período de extrema volatilidad. En un contexto donde las decisiones políticas pesan más que los indicadores económicos, el mundo financiero se enfrenta a un escenario cada vez más incierto, con una recesión global como posibilidad real y latente.
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