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Colombia entra en la línea de fuego: Trump impone aranceles globales y sacude el comercio internacional

Digital News

Nacionales | Juan Esteban Restrepo


La nueva orden ejecutiva de Estados Unidos impacta de lleno a los exportadores colombianos y pone en jaque la estabilidad de las economías emergentes

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Colombia ha sido incluida oficialmente en la lista de países que deberán pagar un nuevo arancel del 10 por ciento para exportar hacia los Estados Unidos, su principal socio comercial. La medida, firmada por el presidente Donald Trump, se impone desde el 5 de abril y hace parte de una ofensiva comercial global con la que Washington busca una reciprocidad arancelaria frente a lo que considera décadas de desventaja.

“Recíproco significa: ellos nos lo hacen a nosotros y nosotros se lo hacemos a ellos”, afirmó Trump al anunciar la histórica orden ejecutiva desde la Casa Blanca. Aunque los aranceles más severos se enfocan en Asia y Europa, el impacto para Colombia es significativo por su alta dependencia de las ventas hacia Estados Unidos, especialmente en sectores estratégicos de la economía.

Entre los productos colombianos más afectados están el petróleo, el oro, el café sin tostar, las flores, los bananos, aceites crudos y bienes industriales como puertas, ventanas y manufacturas livianas. Todos ellos representan una porción sustancial de las exportaciones nacionales, muchas de las cuales operan con márgenes reducidos y podrían perder competitividad inmediata frente a otros países con acuerdos más favorables o subsidios internos.

Según la firma Andalex, la medida amenaza con encarecer los productos colombianos en el mercado norteamericano, lo que podría traducirse en menores ventas, cancelaciones de pedidos, pérdida de empleos y presión sobre las economías regionales que dependen de estas cadenas productivas. Departamentos como Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca, Risaralda y el eje cafetero, donde se concentra buena parte de la producción destinada a la exportación, serían los primeros en sentir el golpe.

El presidente Gustavo Petro calificó la medida como un error político y económico de gran magnitud. Señaló que esta coyuntura representa tanto un reto como una oportunidad: “Debemos fortalecer nuestras capacidades productivas y ampliar nuestras relaciones comerciales más allá de un solo país. Lo que Trump ha hecho es romper con el neoliberalismo y el mito del libre comercio”, expresó.

En el escenario internacional, Trump también impuso aranceles desproporcionados a países asiáticos como Camboya, Laos, China y Vietnam, con tasas que van del 34 al 49 por ciento. Aunque América Latina recibió una carga más moderada, con aranceles del 10 por ciento para la mayoría de sus países, el mensaje es claro: Estados Unidos priorizará lo que denomina “justicia comercial”, sin importar el impacto en sus aliados regionales.

En el caso colombiano, esta medida podría generar una búsqueda forzada de nuevos mercados, especialmente en Asia, África y América Latina. Sin embargo, los expertos advierten que este tipo de diversificación toma tiempo, requiere tratados bilaterales y condiciones logísticas que hoy no están plenamente consolidadas.

Por ahora, la incertidumbre reina entre exportadores y productores locales. Las cámaras de comercio, asociaciones de cultivadores, gremios industriales y empresarios piden medidas urgentes de parte del Estado, que incluyan estímulos fiscales, soporte logístico, inteligencia de mercados y una ofensiva diplomática para renegociar condiciones más justas.

Mientras el comercio mundial se reorganiza y nuevas tensiones se perfilan, Colombia se ve obligada a redefinir su modelo de integración económica. Esta no es solo una disputa entre grandes potencias, es una tormenta que ya empieza a sentirse en los puertos de Cartagena, Buenaventura y Barranquilla, y en los campos de flores de la Sabana, las bananeras del Magdalena, los pozos del Meta y las fincas cafeteras de Caldas y Huila.


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