
Su canto es resistencia, tradición y memoria viva de Bolívar. Hoy, la cantadora de San Martín de Loba brilla entre los grandes del país con una nominación que celebra 40 años de legado cultural
Artículo
Martina Camargo no canta solo para entretener. Su voz, firme y profunda, lleva consigo la historia de un territorio, las luchas invisibles de un pueblo y la memoria de una cultura que ha sobrevivido al olvido gracias a mujeres como ella. Este 24 de abril, su nombre sonará entre los grandes de la música colombiana durante la ceremonia de los Premios Nuestra Tierra 2025, donde ha sido nominada como Mejor Artista Folclórico. No es solo un reconocimiento a su carrera, sino a toda una vida entregada a la defensa del folclor ribereño del sur de Bolívar.
Nacida en 1960 en San Martín de Loba, Martina creció entre cantos de tambora y versos que su padre improvisaba mirando el río. Desde niña, absorbió los secretos de una tradición musical que honra los ciclos del agua, la fauna silvestre, las penas del pueblo y las esperanzas que viajan con la corriente. Su madre le enseñó a leer el mundo con sensibilidad, a bailar con dignidad y a llevar su identidad con orgullo.
La obra de Martina no es solo arte, es documento vivo de las emociones y tragedias que marcan a su gente. Lo ha dicho ella misma: sus composiciones narran desde el canto al kikí y la iguana, hasta los horrores de la violencia que aún persisten en la región. Su música es refugio, pero también denuncia. Su voz, que parece arrullada por el Magdalena, canta para que no se olvide la historia de quienes han sido marginados en los márgenes del país.
Recientemente, Martina Camargo fue la figura central del documental Los viajes del río, dirigido por el periodista Juan Guillermo Mercado, y estrenado en el Festival Internacional de Cine de Cartagena. Allí, su presencia no solo aportó una mirada musical, sino una dimensión profunda de identidad y pertenencia a través del canto.
La nominación de Martina no responde a modas ni al marketing de la industria. Es un tributo al talento auténtico, a la resistencia cultural, y al papel de las mujeres como guardianas de las raíces. En tiempos donde el folclor muchas veces es reducido a vitrinas turísticas o decorativas, Martina canta desde la entraña del territorio, con la fuerza de quien ha vivido para mantener su tradición a flote.
Ya sea en la tarima de un festival o en las orillas del Magdalena, su voz es un llamado a escuchar, a sentir y a recordar. Y ahora, desde el escenario nacional de los Premios Nuestra Tierra, Martina Camargo confirma que el verdadero arte popular no necesita adornos, solo verdad, pasión y raíces profundas. Su canto no se apaga, su legado apenas comienza a ser reconocido como lo que es: una joya invaluable de la cultura colombiana.
0 Comentarios
¡Tu opinión es importante!