
Bombardeos impactan zonas de ayuda humanitaria y refugios civiles en medio de creciente presión internacional
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La Franja de Gaza vivió una nueva noche de horror. En menos de 24 horas, al menos 82 palestinos murieron en una serie de bombardeos, ataques aéreos y enfrentamientos atribuidos a las Fuerzas de Defensa de Israel. El Ministerio de Salud gazatí confirmó la cifra mientras los servicios de rescate retiraban cuerpos de entre los escombros.
Uno de los ataques más devastadores ocurrió en la escuela Mustafá Hafez, ubicada en Ciudad de Gaza, que servía como refugio improvisado para familias desplazadas. Allí, 12 personas —en su mayoría mujeres y niños— murieron cuando un proyectil impactó directamente sobre el edificio. Las imágenes posteriores muestran mantas ensangrentadas entre escritorios calcinados y paredes colapsadas.
Zonas humanitarias bajo fuego
Los bombardeos no se limitaron a objetivos militares. Al menos 38 personas murieron mientras esperaban ayuda humanitaria, algunas de ellas cerca de instalaciones pertenecientes a la Fundación Humanitaria de Gaza, organización respaldada tanto por EE.UU. como por Israel. Otras 33 víctimas fueron reportadas en puntos de distribución de víveres, donde centenares de personas esperaban camiones con suministros.
El ejército israelí ha declarado que sus ataques tenían como objetivo más de 150 "infraestructuras terroristas", incluyendo túneles y francotiradores de Hamás. Sin embargo, fuentes civiles y organizaciones humanitarias han denunciado que los ataques impactaron directamente en zonas densamente pobladas y no evacuadas, lo que ha elevado las críticas internacionales.
Uno de los episodios más controversiales fue el bombardeo contra la residencia del doctor Marwan al Sultán, director del Hospital Indonesio en el norte de Gaza, quien murió en el acto. Aunque el ejército israelí aseguró que el objetivo era un alto mando de Hamás, no confirmaron si Al Sultán era el blanco directo.
Una espiral de muerte que no se detiene
Desde que inició la ofensiva israelí en octubre de 2023 —tras el ataque de Hamás que dejó 1.200 muertos en territorio israelí—, más de 57.000 palestinos han perdido la vida. El Ministerio de Salud de Gaza señala que la mayoría de las víctimas son mujeres, niños y ancianos. Cifras imposibles de verificar de forma independiente, pero corroboradas por múltiples organismos internacionales de derechos humanos.
La violencia no da tregua, y el miedo se ha vuelto cotidiano entre quienes aún resisten en los restos de hospitales, escuelas y mezquitas, muchos de los cuales ya no existen como estructuras reconocibles.
¿Un alto el fuego inminente?
En medio de la masacre, el presidente Donald Trump anunció que Israel habría aceptado una propuesta de alto el fuego por 60 días, aunque no hay confirmación oficial por parte de Hamás. “La ventana para detener esta catástrofe se está cerrando”, advirtió la relatora especial de la ONU, Francesca Albanese, quien calificó la situación como “apocalíptica” y pidió un embargo inmediato de armas contra Israel.
Pero en Gaza, la tregua aún no llega. Y cada hora sin ella deja nuevos nombres, nuevos muertos, y nuevas ruinas que enterrar.
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