
Más de 78 muertos y cientos de desaparecidos dejan las lluvias más mortales en décadas
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Kerrville, Texas | 7 de julio de 2025 — El drama humano desatado por las torrenciales lluvias que azotaron el centro de Texas ha alcanzado proporciones históricas. El presidente Donald Trump, en ejercicio de su segundo mandato, declaró este domingo la emergencia nacional ante la magnitud del desastre, que ya deja 78 personas fallecidas, incluidos 28 menores de edad, y más de 850 evacuados en condiciones críticas.
El epicentro del desastre es el condado de Kerr, donde el desbordamiento repentino del río Guadalupe sorprendió a cientos de familias la noche del 4 de julio. Las lluvias, coincidiendo con el Día de la Independencia, convirtieron la celebración nacional en un escenario de devastación. El caudal del río creció casi 10 metros en menos de 12 horas, arrastrando vehículos, viviendas y campamentos completos. Uno de los focos más trágicos es el Camp Mystic, un centro cristiano de verano donde al menos 11 niñas siguen desaparecidas y decenas de padres esperan noticias bajo la lluvia, entre lodo y árboles arrancados.
El Gobierno federal respondió con celeridad, enviando equipos de FEMA, helicópteros de la Guardia Costera, drones de rastreo térmico y más de 400 rescatistas que trabajan sin descanso. Trump, desde su red social Truth Social, afirmó: “Estas familias están sobrellevando una tragedia inimaginable. No están solas.”
El gobernador Greg Abbott, profundamente afectado, decretó un “día nacional de oración” mientras se preparan nuevas evacuaciones ante la advertencia del Servicio Meteorológico Nacional (NWS): más lluvias, más crecidas, más riesgo. Algunas zonas podrían recibir hasta 25 centímetros adicionales de precipitación en las próximas 48 horas.
Las escenas que llegan desde Texas son sobrecogedoras: familias enteras refugiadas en techos, iglesias convertidas en albergues, y puentes arrasados que impiden el paso de ambulancias. Las autoridades temen que la cifra de víctimas aumente en las próximas horas, mientras avanza el acceso a zonas rurales totalmente incomunicadas.
Este episodio ya es considerado el evento climático más letal en Texas desde el huracán Harvey, y podría marcar un punto de inflexión en la política ambiental y de prevención de desastres en Estados Unidos. Las preguntas sobre la preparación estatal y federal frente a fenómenos extremos comienzan a tomar fuerza en los medios, incluso en medio de la emergencia.
Por ahora, el país entero vuelve su mirada hacia Texas, donde la tragedia aún no ha terminado.
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