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Boeing enfrenta esta semana su segunda huelga sindical en menos de un año. Más de 3.200 maquinistas del sindicato IAM (Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales) dejaron sus puestos de trabajo a partir de la medianoche del lunes, tras rechazar un contrato revisado que no satisfacía las demandas laborales del gremio.
La paralización afecta a tres plantas de defensa en el área de San Luis, Missouri y en Mascoutah, Illinois, donde se fabrican aeronaves militares como los cazas F-15 y F/A-18, el avión de entrenamiento T-7A Red Hawk y el avión no tripulado MQ-25 Stingray.
El conflicto se desató después de que los trabajadores rechazaran dos ofertas sucesivas de la empresa. La más reciente incluía un aumento salarial promedio del 40 % a lo largo de cuatro años y modificaciones a las polémicas cláusulas de programación laboral. Sin embargo, las bases sindicales, según informó el IAM, consideraron insuficientes las propuestas en términos de estabilidad laboral, compensaciones y condiciones de trabajo.
“El mensaje es claro: los trabajadores de Boeing no están dispuestos a aceptar menos de lo que merecen”, declaró Sam Cicinelli, vicepresidente del Territorio del Medio Oeste de IAM, quien subrayó que los trabajadores del Distrito 837 fabrican sistemas esenciales para la seguridad nacional.
Boeing, por su parte, lamentó el rechazo del contrato y activó su plan de contingencia. “Estamos preparados para continuar operaciones con el personal que no participa en la huelga, asegurando el soporte a nuestros clientes”, afirmó Dan Gillian, gerente general de la división de defensa en St. Louis.
Esta nueva huelga representa otro golpe para una empresa que, desde 2019, ha acumulado más de 42.000 millones de dólares en pérdidas operativas. Si bien los escándalos en la unidad de aviones comerciales —especialmente tras los accidentes fatales de los 737 Max— han sido los más visibles, la división de Defensa, Espacio y Seguridad también ha enfrentado pérdidas superiores a los 11.000 millones de dólares desde 2021, debido en parte a contratos con el Pentágono que no permiten trasladar sobrecostos al gobierno.
La huelga podría tener implicaciones logísticas en el cumplimiento de pedidos clave del Departamento de Defensa, entre ellos el nuevo caza F-47, cuya producción se prevé en la zona de San Luis. Sin embargo, Boeing ha asegurado que esta medida tendrá un impacto limitado, en comparación con la huelga de su unidad comercial en otoño pasado.
El comité negociador del sindicato había recomendado aceptar la última oferta, que incluía también una bonificación por firma de 5.000 dólares. Pero menos del 5 % de los afiliados del Local 837 la respaldó, dejando en evidencia una fuerte disconformidad de base.
Aunque Boeing sigue siendo uno de los mayores fabricantes aeroespaciales del país, con una amplia cartera de contratos activos, este conflicto vuelve a subrayar la tensión persistente entre la dirección y los trabajadores, en un momento en que la compañía intenta recuperar estabilidad operativa y financiera tras años de crisis.
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